España, desde la antigüedad, fue paso y asentamiento de infinidad de pueblos que a lo largo de los siglos nos han ido dejando su cultura, sus costumbres, sus tradiciones y su huella. El resultado de esta mezcla de elementos es lo que actualmente somos, conocemos y disfrutamos. Y digo disfrutamos porque la repostería era un arte que dominaba a la perfección el pueblo árabe, aquellos que allá por el año 711 llegaron a nuestro país invadiendo prácticamente casi toda la península ibérica y que se quedaron en ella durante ocho largos siglos, hasta que en el año 1492 fueron expulsados, pero que dejaron en el pueblo y en sus gentes las bases de su rica repostería, una de las más ricas y apreciadas del mundo, y junto con ella la utilización de productos tan sanos y naturales como la miel, los frutos secos o las especias que forman parte de su seña de identidad y lo que la convierte en una repostería variada, exquisita, nutritiva y muy aromática.
Actualmente se sabe que por el siglo IX con los árabes llegó a nuestro país una nueva forma de dulcificar los postres, puesto que ahora, además de la miel tendrán el azúcar, un nuevo producto que refinan de la caña de azúcar. Así, de esta época y con clara influencia árabe tenemos postres que han llegado hasta nuestros días como el dulce de membrillo o el arroz con leche.
El pueblo judío o sefarditas, como se conoce a los judíos asentados en nuestro país, también se establecen aquí con sus costumbres. Grandes amantes también de los frutos secos, su predilección hacia la almendra, las nueces, o incluso las pasas y que da como resultado que nuestra pastelería a día de hoy siga utilizando dichos productos en su elaboración, así como la canela, un producto de clara tradición sefardí que está muy presente todavía en las típicas torrijas, además de postres como los buñuelos de manzana, el mazapán, requesón con miel, etc.
Con la conquista del nuevo mundo, llega de América, más concretamente de México, un producto desconocido en Europa, el chocolate, y son los reposteros españoles los primeros en darlo a conocer añadiéndole azúcar para contrarrestar su amargo sabor, a la vez que lo aromatizaban con vainilla.
A finales del siglo XIX la repostería alcanza un gran esplendor y comienzan a escribirse libros dedicados al arte de la repostería que incluyen los típicos recetarios, al mismo tiempo que se abren tiendas especializadas en la venta de estos artículos. Ahora, algunas empresas modernas, adaptándose a las necesidades actuales y con respeto por el medio ambiente siempre presente, intentan garantizar que la tradición repostera artesanal siga viva pero con ingredientes ecológicos. Rincón del Segura es una de esas panaderías artesanales ecológicas que están tan de moda últimamente, hemos hablado con ellos y nos han confirmado que cada vez tienen más clientes en su cartera que se interesan por este tipo de productos.
Además, en nuestro país, por suerte, todavía se sigue teniendo ilusión por trabajar en este sector y es que, además de ser muy goloso a la vista, también es muy agradecido. En la actualidad, el pastelero es la persona encargada de la elaboración de postres y otros dulces como pasteles, galletas… en obradores y establecimientos de restauración. Para poder desarrollar su actividad laboral deberá contar tener habilidad manual, contar con una buena dosis de creatividad y ser innovador, además de superar los cursos académicos de formación profesional que lo acrediten como técnico en panadería, repostería y confitería, y de estar en posesión del carnet de manipulador de alimentos para poder ejercer su trabajo.
¿Cuáles son las principales tareas de un repostero?
Entre las principales tareas de un repostero podemos encontrar las siguientes:
- Elaborar y confeccionar los productos de pastelería y repostería.
- Diseñar decoraciones para pastelería, exposiciones o escaparates tipo buffet.
- Combinar los ingredientes medidos en recipientes de máquinas de mezclado, amasado o cocinado.
- Comprobar la calidad de las materias primas para garantizar que se cumplen las normas y las especificaciones.
- Aplicar baños, glaseados, o cualquier otro tipo de cobertura a los productos horneados, mediante la utilización de espátulas o pinceles.
- Comprobar que toda la maquinaria y equipos estén completamente limpios, así como las condiciones del local para poder garantizar que se cumple con la normativa vigente en materia de sanidad y seguridad en el trabajo.