La educación que de verdad necesitamos en España

La educación española está sufriendo, desde hace algunos años, un periodo de duras y fundamentadas críticas acerca de sus métodos y responsables. Los jóvenes, una y otra vez, se quejan del escaso aprendizaje que se les aporta en los diferentes grados y dobles grados, donde en España solemos tener una tradición muy teórica y muy poco práctica, un error garrafal de cara a la futura trayectoria profesional de nuestros jóvenes.

Por otro lado, la inexistencia de un pacto de Estado por la Educación también ahoga las aspiraciones de una comunidad estudiantil que demanda estabilidad, conocimientos avanzados y, en definitiva, una educación de calidad que les permita salir preparados para enfrentarse a un mercado laboral al que acceder está más y más complicado día a día.

Hace seis años terminé Bachillerato en mi instituto, en un municipio de la provincia de Barcelona. Superada también la PAEG (la Prueba de Acceso a Estudios de Grado), era el momento de decidir qué quería estudiar durante los próximos cuatro o cinco años: el momento de decidir mi futuro. Ese era el motivo por el cual había pasado los meses anteriores en las páginas web de diferentes universidades del país. Quería estudiar algo relacionado con las Relaciones Públicas y deseaba obtener información sobre cualquier ente que ofertara la enseñanza en dicha materia.

Por suerte, tenía conocidos que podían informarme sobre cómo estaba el tema en diferentes universidades. Marcos, un amigo de mi hermano, había estudiado Relaciones Públicas y me comentó que la situación en determinadas universidades era absolutamente lamentable: los profesores no acudían a muchas de las clases, prácticamente todas las asignaturas poseían un enfoque teórico y de la práctica no había ni una sola noticia. ¿De verdad podría salir alguien preparado con un itinerario formativo así?

Las palabras de Marcos me hicieron reflexionar. No quería cambiar el tipo de estudios que deseaba cursar, pero era evidente que tenía que tener sumo cuidado al elegir la universidad en la que matricularme. Seguí obteniendo información sobre diferentes lugares y, en una de estas búsquedas, di con la que iba a ser la mejor opción para los próximos años: Formatic Barcelona.

En dicha escuela universitaria tenía la opción de añadir para mi currículum unos estudios de calidad. Decidí matricularme en un doble grado en Relaciones Públicas y Marketing, un sector por el que mostraba mucho interés y que, desde mi punto de vista, tiene un futuro enorme en nuestro país. Era el momento de comenzar con la enseñanza superior y de prepararme de verdad para salir con ilusión al mercado laboral. Estaba bastante convencido de que, en una entidad así, me proporcionarían todo lo necesario para convertirme en un trabajador competente.

Una formación completa y útil

Tras cinco años de intensa lucha para conseguir la doble titulación, ya me he convertido en un alumno egresado. No ha sido nada fácil acabar la carrera, pero la experiencia ha sido completamente satisfactoria. Me he convertido en una persona plenamente capacitada para dedicarme de manera profesional a todo lo relacionado con las campañas de marketing y la comunicación estratégica de una empresa. No en vano, a los dos meses de haber completado mi formación conseguía un puesto de trabajo en una de las entidades con más proyección de la ciudad de Barcelona, un logro que me está permitiendo en la actualidad tener un sueldo más que aceptable y, en definitiva, ser feliz.

La conclusión que he sacado después de mi etapa universitaria es que, si los jóvenes recibimos una educación de calidad, nuestro futuro es mucho menos negro del que tenemos a día de hoy. La tasa de desempleo juvenil no sería la misma si las empresas fueran conscientes de que la formación que reciben los universitarios les permite tener los conocimientos necesarios para afrontar su entrada en el mundo profesional. Como esta formación brilla en muchas ocasiones por su ausencia, las salidas laborales de las muchachas y muchachos descienden.

Es por eso por lo que entidades como Formatic Barcelona se erigen entonces como la mejor solución si buscamos futuro, compromiso y calidad. Y es que, de la mano de los profesionales más cualificados, nuestras posibilidades aumentan exponencialmente.

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