Escribir una novela es una de las mejores experiencias que puede tener una persona a lo largo de su vida. No es un trabajo que sea sencillo en absoluto, pero sí que es un proceso que es bastante gratificante desde el punto de vista personal y que vamos a mantener en el recuerdo durante toda la vida. Ser dueño o dueña de una historia es realmente alucinante y nos permite sentir que tenemos el poder de hacer lo que queramos con los personajes que intervienen en nuestra trama. Otra cosa es que escribamos lo suficientemente bien como para ser un maestro de esto, pero la composición y ejecución de una historia es simplemente algo que debéis probar alguna vez.
Desde bien pequeño había sentido la necesidad de escribir una novela. No soy Mario Vargas Llosa ni Ken Follett, por supuesto, pero llegó un momento en mi vida en el que sentía la necesidad de ponerme delante del ordenador y contar alguna de las historias que pasaban por mi cabeza. Recuerdo cuando tuve una idea con la que me decidí a emprender el camino novelístico. Me encontraba con un amigo en la piscina y el argumento de la historia se posó en mi cabeza como un ave en la rama de un árbol.
He de reconocer que siempre me ha gustado la Historia Contemporánea, especialmente desde la Revolución Francesa. Las sinopsis que tenían la cabeza siempre se encontraban temporalmente entre ese momento y la actualidad. Y la idea que llegó hasta mi cerebro en aquel día de piscina se comprendía entre los años 1974 y 1976. Físicamente, el argumento se iba a desarrollar entre España y Portugal, dos países que por entonces iban a vivir el final de sus dictaduras y que, en el caso luso, iba a tener como protagonista a la Revolución de los Claveles.
Decidí ir configurando mi historia y, tras muchos meses de documentación, escritura y revisiones, di por finalizada mi primera novela. Empecé a distribuirla entre las grandes editoriales y, más tarde, ya con la negativa de las grandes editoriales, a las medianas y pequeñas, con las que esperaba tener algo más de suerte. La verdad es que tenía un poco de miedo porque estaba pendiente de las noticias que rodeaban al mundo editorial y sabía que se estaban editando cada vez menos libros. Eso es lo que se puede comprobar en la gráfica que os acabo de enlazar y que pertenece al portal web Statista, que analizaba el número total de ejemplares editados y vendidos en España entre los años 2004 y 2022.
Por suerte, una editorial pequeña se interesó por mi trabajo y me planteó la posibilidad de publicar. Hasta entonces, por cierto, muchas personas me habían recomendado que autopublicara mi obra, pero esa idea no me había convencido porque lo que yo buscaba con la publicación tradicional de esta novela era obtener reconocimiento y que se me empezara a conocer, algo que creo que es mucho más fácil si trabajas con una editorial que si optas por construir tu propio camino.
Apenas tenía experiencia en la gestión de este tipo de negociaciones y no os voy a mentir si digo que tenía algo de miedo. El mundo editorial también tiene recovecos que son oscuros y me tuve que cuidar mucho para no caer en uno de ellos. Por fortuna, la editorial con la que trabajé me puso todas las facilidades para editar la novela de una manera que nos convenciera a las dos partes y para preparar el evento de presentación de la novela en mi localidad natal. Todo estaba en marcha y mis nervios aumentaban a medida que se acercaba ese día.
Fue entonces cuando empecé a pensar detenidamente en qué tipo de evento quería realizar. Las presentaciones tradicionales de novelas suelen tener un esquema bastante definido: el presentador del acto introduce los datos básicos del autor, este habla acerca de alguno de los puntos clave de su obra sin hacer spoiler y finalmente se abre un turno de preguntas para las personas que han asistido al evento. Es cierto que yo no tenía en mi cabeza la posibilidad de salir de ahí, pero necesitaba algo para que las personas asistentes tuvieran para siempre el recuerdo de haber acudido a la presentación de mi novela.
Ofrecer un pequeño regalo o recuerdo a las personas que acudieran a la presentación de mi novela era una de esas acciones que pensaba que me podrían proporcionar esa imagen que estaba deseando conseguir. Además, podría usarlos también para cuando llevara la obra a alguna de las Ferias del Libro que se organizan en tantas y tantas ciudades de nuestra geografía. Fue entonces cuando me hablaron de Photo Original Gifts, expertos en la venta de souvenirs por mayor. Después de analizar el tipo de regalos que me podían ofrecer para este tipo de eventos, me decanté por hacer marcapáginas.
El día de la presentación de mi novela llegó y me enorgullece mucho decir que fue un auténtico éxito. Cientos de personas acudieron al centro cultural de mi localidad para ver el acto y participar en él. Muchos familiares y amigos se congregaron allí, pero también hubo sitio para curiosos e incluso para periodistas, algo que me ha venido realmente bien. Presenté mi obra siguiendo el esquema que os indicaba más arriba y fui entrevistado al final del acto por varios de esos periodistas que se habían acercado a conocer mi obra. Todas las personas que acudieron se llevaron su respectivo marcapáginas, un pequeño detalle que les hizo gracia y que sin duda recordarán.
Tengo que decir que, para ser mi primera novela, las ventas no han estado nada mal. Así mismo me lo ha indicado mi editor, que ha supervisado todo el proceso de venta y distribución de la novela tanto a grandes superficies como a pequeñas librerías, además de fomentar la venta en la página web de la editorial. Esa fue la primera señal que obtuve para continuar mi camino y empezar a pensar en nuevas ideas para la publicación de una segunda novela.
El éxito de mi novela también llegó a la hora de presentar la obra en distintas Ferias del Libro. Estuve en la de Madrid y también en la de Barcelona, pero no me he olvidado de visitar otras ciudades de nuestro país puesto que sé que es trabajo del propio autor ir moviendo su novela para que se conozca en más y más sitios. Os decía antes que la trama también se había desarrollado en Portugal. Pues bien, fui también a Lisboa para mover la novela y buscar opciones para que la tradujeran al portugués. Aquí también he tenido éxito. La verdad es que no me puedo sentir más orgulloso y afortunado con mi trabajo.
Hay sitio para los escritores debutantes
Esta frase que capitanea la última parte de este artículo la digo con conocimiento de causa y como resumen a toda la experiencia que he vivido con la publicación de mi novela. Las cifras de ventas que yo he alcanzado no me han convertido en un best seller, pero sí que son bastante superiores a las que yo me había imaginado en un principio. Por tanto, creo que es de justicia decir que sigue habiendo hueco para nuevos escritores y nuevas historias. Muchas veces he escuchado lo contrario, pero creo que la experiencia que he vivido vale mucho más que la opinión que otros puedan tener.
He querido rescatar una noticia publicada en la página web de El Español en la que se habla de las cifras del mercado editorial en el año 2023. El titular de la noticia es bastante sintomático porque dice que se han vendido los best seller de siempre y un puñado de fenómenos inesperados. Eso es exactamente lo que estoy defendiendo ahora y lo que me motiva para seguir escribiendo en el futuro. Es lo que os debe motivar también a vosotros y vosotras si estáis deseando escribir acerca de alguna idea que revolotea sobre vuestra cabeza.
Las editoriales son conscientes de que es imprescindible garantizar un relevo generacional en nuestro país y también a nivel internacional. Hemos tenido muy buenos escritores en las últimas décadas, pero muchos de ellos ya tienen una edad y en algún momento dejarán de escribir. Si se quiere garantizar ese relevo generacional, hay que apostar por los nuevos talentos y eso es lo que explica que hayan surgido esos fenómenos inesperados de los que hablaba la noticia que he enlazado en el párrafo anterior.
Escribir, además, es terapéutico. He reservado este párrafo final para deciros que el motivo por el que me planteé empezar a escribir fue la necesidad de encontrar un nuevo hobby después de una serie de desgracias en mi vida. Gracias a escribir, olvidé esas desgracias y empecé a mirar hacia el futuro con una sonrisa. Y es que, a veces, solo hace falta tener una pequeña idea y un ordenador delante para abandonar un estado mental que sea negativo y empezar de nuevo a construir nuestra vida.