“Carnaval, carnaval… carnaval te quiero… lalalalalalalal” Nunca he conseguido aprenderme más de la canción y mira que todos los años la tarareo pero es que es superior a mis fuerzas. La oigo, la canto, pero nada… no se me queda la letra ni a tiros. Pero el caso es que ¡YA ESTÁ AQUÍ!
No puedo evitarlo, me encanta el carnaval y me pongo nerviosa como una niña pequeña buscando disfraz y planeándolo todo. Además, en España hay mucha cultura al respecto y si no pensad en Cádiz o en Gran Canaria. También es verdad es que yo no vivo en ninguno de esos sitios pero da lo mismo porque me emociono igual y lo vivo de igual manera. Este año voy a ir disfrazada de caperucita sexi aprovechando que no está haciendo mucho frío. Es un disfraz que siempre he querido ponerme a pesar de que algunos dicen que van de “trabajadoras deposición horizontal” pero me hace ilusión y he encontrado el disfraz perfecto en www.lacasadelosdisfraces.es por menos de 10 euros así que este año no hay quien me pare.
Además, no penséis que sólo me gusta por la fiesta y la parranda del sábado que viene, que también, sino que disfruto con todo lo que rodea a los carnavales. Por ejemplo, os voy a pasar dos webs que utilizo para seguir los carnavales de Cádiz y de Tenerife. Si entráis en ellas veréis que tenéis toda la información e incluso enlaces para poder seguir los acontecimientos desde casa, ya que todos no podemos viajar hasta allí, aunque no estaría nada mal la verdad.
El carnaval es una celebración que tiene lugar justo antes del inicio de la cuaresma cristiana, que esto es algo que no todo el mundo sabe, de hecho algunos no conocen ni por qué se celebra. Las fechas varían pero suele ser entre febrero y marzo, según el año.
Aunque la iglesia no lo admite como celebración de tono religioso, el carnaval está asociado con los países de tradición católica pero es, en realidad, una fiesta pagana, es una continuidad de los antiguos Saturnales que eran las festividades romanas que se celebraban en honor al Dios Saturno.
A raíz de la expansión del cristianismo la fiesta adquirió el nombre de carnaval y era como una despedida de la carne y de las “parrandas” durante la cuaresma (básicamente decían adiós al putifeiro). Eran tres días de celebración a lo grande y casi todo estaba permitido, de ahí uno de los motivos de ir disfrazado y taparse el rostro para salvaguardar el anonimato. Vamos, que se lo pasaban bomba con la excusa y hacían barbaridades que luego, probablemente, condenarían delante de amistades, conocidos y familiares. Básicamente igual que ahora, que los católicos de pura cepa caminan por las calles cual santidades muy orgullosos de lo que son y de si familia estilo Opus y luego, cuando nadie les ve, hacen locuras (por no hablar de lo hipócritas y poco cristianos que son algunos).
Sea como sea el carnaval es un festejo hoy en día, seas católico y cristiano o no lo seas, y celebrarlo es una de las mejores cosas que puedes hacer esta semana si quieres pasártelo pipa.