El alquiler de pisos, casas y apartamentos en Denia es hoy especialmente accesible gracias a inmobiliarias como Romer Playa, dueña de un catálogo de más de 500 inmuebles de segunda mano en renovación continua y de unas 30 promociones de obra nueva disponibles, además de en Denia, en Daimuz, Bellreguard, Piles, Miramar, Guardamar de la Safor, Oliva y otras localidades de la Costa Blanca levantina. Es decir, que el turista se encuentra ante una oportunidad inmejorable de acercarse a conocer una de las joyas de la costa mediterránea española.
Denia es la capital de la Marina Alta, también conocida como Marquesado de Denia, una comarca situada en la parte septentrional de la provincia de Alicante. Su censo oficial es de 41.672 habitantes, aunque en la temporada alta de las vacaciones de verano, su población puede superar incluso los 200.000 habitantes. Es decir, casi cinco veces su densidad habitual. Los primeros indicios históricos de su existencia son íberos (Diniu), si bien su origen como ciudad es romano, con una primera aparición documentada datados en el siglo I antes de Cristo, cuando las tropas republicanas de Quinto Sertorio se asentaron en Dianium para fundar una base naval. No obstante, es en época de dominio árabe cuando Denia goza de su periodo de esplendor y de gran pujanza cultural. Bajo el nombre de Daniyya, Denia será la capital del reino de taifa creado a comienzos del siglo XI por al-Amiri al-Muwaffaq. Su territorio controlará incluso las Islas baleares y, por breve tiempo, Cerdeña, además de erigirse en un importante centro marítimo y comercial en la cuenca occidental del mar Mediterráneo. Ejemplo de ello es su acuñación de moneda propia. La invasión almohade significará el fin del apogeo de la taifa y de Denia, así como la pérdida de su independencia en el año 1076. Más o menos estable a lo largo de las sucesivas centurias, no experimentará una nueva recuperación demográfica y económica hasta el siglo XIX, cuando disfrutará de un gradual crecimiento ligado a la actividad comercial del barrio marinero y el florecimiento de una burguesía comercial estrechamente ligada a la instalación en la zona de empresas comerciales extranjeras de diversa índole, pero sobre todo vinculado al cultivo y venta de la pasa. De ahí que, en la segunda mitad del siglo, la población casi se duplique, llegando a los 12.413 dianenses censados. Sumado a la industria juguetera y al cultivo del cítrico, el boom turístico de la costa levantina de los años sesenta refrendará esta tendencia al alza y configurará definitivamente a Denia como una de las capitales del turismo de sol y playa.
Sin embargo, no solo de playa vive Denia. El pueblo posee varios yacimientos de interés arqueológico, numerosas actividades de ocio y rutas arquitectónicas y naturales con encanto. El castillo es uno de los lugares clave en la visita a Denia. Su puerta de acceso, el Portal de la Vila, de estilo almohade, se encuentra flanqueado por la Torre Roja -construcción defensiva levantada en el siglo XV que toma su nombre del color de la arenisca, su principal material- y la Torre del cos de guardia, trescientos años más antigua y destinada originalmente a labores de vigilancia. Ya intramuros, la Torre del Consell espera al visitante justo al lado de la taquilla. También data del siglo XV y su función era servir de lugar de reunión para el consejo de la ciudad, aparte de albergar cavidades destinadas al uso de la artillería contra las posibles invasiones por mar de los piratas. El acceso al interior del castillo ofrece dos vías: por camino empedrado o por carretera habilitada. Esta última permite recorrer el área de la Vila Vella cristiana, resguardada a la sombra del monumento y heredera del Al-bacar musulmán. En una conexión con el presente, también se pueden apreciar las vistas de la ciudad actual, sus calas y playas y el Parque Natural del Monte Montgó. El interior del castillo alberga, en el palacio del gobernador, el Museo Arqueológico, donde se encuentra condensada la rica historia de Denia, además de otros focos de interés como el Portal y la Torre del Baluart y la Punta del Diamant, puestos defensivos, o el aljibe para el abastecimiento de agua. A la salida, aguarda el barrio de Les Roques, edificado a lo largo de los dos siglos precedentes y caracterizado por su estilo arquitectónico mediterráneo, representado por la sencillez en las formas y el color blanco del encalado de las casas.
La cala de Les Rotes, la Torre del Gerro y el cabo de San Antonio constituye otro de los itinerarios favoritos por los turistas. Después de visitar el puerto deportivo de La Marina, con amarres para barcos de hasta 60 metros de eslora y localización de varias escuelas deportivas, el forastero podrá continuar su camino por el paseo situado a orillas de la playa de la Marineta Casiana, única playa de arena de Les Rotes. Su trazado conduce a esta serie de calas rocosas de hermoso paisaje indómito, dominado por las tonalidades azules y turquesas de las cristalinas aguas del mediterráneo. En esta zona se halla la reserva marina del Cabo de San Antonio, con acantilados de 160 metros de altitud y área de especial protección medioambiental. En la cima de una loma se encuentra la Torre del Gerro, torre vigía defensiva del siglo XVI.