Desde hace pocos años tengo una finca en el desierto almeriense. Mi tío que era el anterior propietario falleció sin dejar descendencia y su sobrino favorito, él que les escribe, se hizo con la propiedad en el pertinente reparto de la herencia.
La finca tenía ya unos años y era preciso reformarla a conciencia y poco a poco fui haciéndolo estos años. Mi idea siempre fue en cuanto mi hija acabase el instituto y empezase la universidad mudarme allí a vivir.
Ese momento llegó ahora y también monté en un almacén viejo, un bar temático del oeste. Como está cerca la ciudad del oeste donde se rodaron tantos western, he querido hacer un verdadero local de música country alejado de lo comercial. Todo auténtico, parte coleccionado y otro tanto comprado.
El caso es que la finca tiene unos accesos bastante malos y necesitaba una mejora cara a que los visitantes parasen con todas las comodidades. Muchos moteros y visitantes al ver lo bonita que hemos dejado la zona quizás les echaría para atrás los accesos, que en invierno y de noche a nadie le gusta tener que ir por un camino de tierra con los problemas que puede suponer para el coche. Incluso a mí que tengo una pick up norteamericana algún susto he tenido con tanta arena.
Un obrero que estuvo ayudándonos en la obra del bar me habló de que conocía una empresa que podía hacerme ese tramo de mi finca circulable y que suelen trabajar para autopistas y autovías estatales, tanto públicas como privadas.
Industrias Duero, la solución
Me pasó el nombre y lo apunté en la agenda del móvil “Industrias Duero” se llamaban y pensé que podrían ser solución para mi problema, según este hombre de confianza eran serios y ya habían ayudado a mejorar los accesos en un bar de carretera de Vera (Almería).
Después de pensarlo bien con mi socio y la familia, me metí en Internet a investigar un poco sobre el tema. La verdad que parecían una empresa seria. Contaban con una gama grande de equipamiento en seguridad vial y vendían a nivel internacional. Su experiencia de 63 años era todo un aval, así que a la mañana siguiente llamé para informarme.
Aunque en el asfaltado ya teníamos ayuda, necesitábamos productos para proteger la carretera. Ellos fabrican vallas y guardarrailes en acero galvanizado siguiente las más exigentes normativas europeas, por lo que era interesante contar con ellos.
Muy amables por teléfono me comentaron que ellos hacían un estudio de implantación del sistema de protección del camino. Te asesoraban y seguían escrupulosamente todas las normativas. Luego se encargaban de instalarlo y montarlo en nuestra propia finca. Nos comentaron que no tenían ningún problema en reponer o suministrarnos repuestos en cualquier momento que lo precisase la carretera en el futuro.
Lo cierto es que hicieron su trabajo de forma magnífica y en unas semanas teníamos nuestro acceso listo con sus vallas e indicaciones. Como era previsible las visitas a nuestro local han aumentado exponencialmente y ahora, además, es más fácil para mi mujer salir con el coche a comprar desde la finca, ya que en su día se compró un Lexus que es un poco bajo de suspensión.
Vamos, que la obra que nos realizó Industrias Duero nos ha venido bien en todos los sentidos, ya que, tanto para la casa como para el negocio, tenemos unos accesos de lujo. El negocio me lo tomó como un pasatiempo y pese a que en ocasiones puede darte algún quebradero de cabeza, lo cierto es que en los 8 meses que lleva montado hemos podido vivir momentos gloriosos.
Siempre he sido un amante de las Harley Davidson y vinieron un club de Valencia que fueron muy buenos clientes. El fin de semana que estuvieron se portaron genial y montamos algunas Jam Session con unos músicos amigos míos más alguno de ellos que tocaba la armónica y la guitarra que la fiesta siguió una vez cerrado el local.
Queremos que nuestro “Rancho de la Luna” sea una referencia para todos los que visitan esta zona de Almería y poco a poco lo vamos consiguiendo. Así que ya sabes, si quieres vivir espíritu del far west lo tienes en España.