Tras finalizar la carrera de Traducción e Interpretación, al no encontrar empleo en lo mío, estuve un tiempo trabajando de camarero en la Costa Blanca y en otras zonas turísticas de la Península Ibérica por el mero hecho de saber idiomas, hasta que me cansé… ¡Yo no había estudiado ni me había esforzado tantos años para ello! Con lo cual, opté por emigrar como lo habían hecho ya muchos de mis compañeros de la universidad, puesto que en España no se nos valoraba como era debido ni se nos daba la oportunidad de trabajar para lo que habíamos estudiado.