Estamos acostumbrados a pensar en España como un país cuyo motor más fuerte para la economía es el turismo, pero no un turismo cualquiera, sino principalmente el de sol y playa, aquel que desde mediados del siglo pasado comenzó a atraer a visitantes de otros países más fríos de Europa buscando un buen clima y comer bien a unos precios bastante módicos y rodeados de gente que les recibíamos con alegría. Pero España ha cambiado también en este sentido a lo largo de los años. Hemos pasado del famoso eslogan de Fraga de “Spain is different” a darle a los turistas otro tipo de ofertas, y el turismo de lujo de Barcelona, representado por los hoteles Mercer, es solamente un ejemplo de esta nueva tendencia.